El don de profecía consiste en hablar en lugar de Dios. Dios inspira a las personas que tienen este don para comunicar o enseñar algo a la congregación y/o a los no creyentes. Las personas con este don suelen ser grandes oradores y sus mensajes se apegan mucho a la palabra de Dios y están llenos de verdad y guía.
No consiste solamente en predecir eventos futuros. Esto puede ser parte del don, pero no es esencialmente eso. Hoy en día muchos se autodenominan profetas y predicen eventos, milagros que sucederán, prometen cosas a los miembros de la congregación (principalmente relacionadas con sus diezmos y ofrendas) e incluso se atreven a predecir catástrofes naturales; y cuando estas no suceden se escudan en que los involucrados oraron e hicieron cambiar de opinión a Dios o que no recibieron las bendiciones prometidas porque no lo hicieron con suficiente fe.
Dice en Deuteronomio 18:20:
El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
¿Estarían estos profetas de hoy en día dispuestos a probar la veracidad de su título aún cuando esto significara su muerte? Estos profetas de hoy, “profetizan” solamente pensando en enriquecerse y aprovecharse de la necesidad de la gente. El profeta, según 1 Corintios 14:3, habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación; y no es eso precisamente lo que vemos en los profetas de hoy.
Si quiere conocer realmente si un profeta es o no es de Dios, deberá cumplir con varios requisitos: sus profecías siempre, SIEMPRE deberán cumplirse, debe hablar basado en la palabra de Dios, su intención debe ser edificar, exhortar y consolar; y sus profecías o mensaje deben ser claros, específicos y no ambigüos. Yo, en lo personal, no conozco ningún profeta hoy en día.
El don de discernimiento de espíritus se refiere a la capacidad de determinar si algo proviene de Dios o de otro poder espiritual. Tenemos que entender que vivimos en una batalla espiritual, no carnal; y hay potestades interesadas en que no se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas. Las personas con este don, pueden detectar fácilmente cuando una enseñanza, mensaje o actitud no está siendo influenciado o motivado por el Espirítu Santo; sino que tiene un origen pecaminoso o influenciado por Satanás en busca de algo ajeno a la voluntad de Dios. Lastimosamente las iglesias pentecóstales exageran demasiado este don, y ven demonios por todos lados: en las malas actitudes, enfermedades, programas de televisión y a veces hasta en los churros de los niños. Sí hay una guerra espiritual, sí existen los demonios; pero no todo es por causa de ellos y debemos aprender a no ser tan extremistas; porque de lo contrario, en vez de acercar al no creyente, lo espantaremos.
Y por último, quisiera referirme al don más conflictivo de la actualidad: el don de lenguas. Se dicen tantas cosas de este don hoy en día, la mayoría de ellas (por no decir todas) muy alejadas de la verdad que la Biblia enseña. Primero, la manifestación misma del don ha sido distorsionada de tal forma que en vez de ser un don que alcance personas para Cristo, más bien infunde rechazo, burla y mayormente temor. Los pentecóstales afirman que este don consiste en hablar lenguas angélicales, desconocidas en este mundo y que solamente el Espiritu puede interpretar (aquí entra, según ellos el don de interpretación de lenguas); es una forma en que nuestro Espirítu se comunica con el Padre para así evitar que nuestras oraciones sean estorbadas por fuerzas malignas. Suena muy interesante todo, lástima por ellos que la Biblia enseña algo muy distinto.
En primer lugar, en ningún pasaje en la Biblia se dice que podamos hablar algún tipo de lenguaje angelical, el único verso que menciona algo similar está en 1 Corintios 13:1 donde dice
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
En este versículo Pablo dice “si yo hablase”, es un supuesto, no algo real; y podemos confirmarlo por lo que dice en el versículo 2:
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Dice que si entiendese todos los misterios y toda ciencia, es un supuesto, ¡solo Dios puede hacer eso! Además de este versículo, no existe otro en la Biblia donde se haga referencia a lenguas angelicales. Lo que si vemos en la Biblia es como era el don de lenguas, en el capitulo 2 del libro de los Hechos vemos que Pedro se para frente a una multitud a predicarles el evangelio y cada uno de los oyentes escucha el evangelio en su propio idioma natal, este es el verdadero don de lenguas. El don de lenguas consiste en la capacidad de poder hablar una lengua extranjera que no conocemos, por medio del Espíritu Santo, para beneficio de los oyentes. En 1 Corintios 12:10 dice “diversos géneros de lenguas”, se refiere a una variedad de lenguas y no solamente a una, o mejor dicho, a unas cuantas palabras que es lo que los pentecostales hacen hoy.
Como el evangelio debía ser propagado por toda Europa y Asia, este don se volvió necesario y sumamente útil para lograr esta tarea; hoy en día, aunque pudiera aparecer, no es tan necesario como antes.
Un punto importante a aclarar es que parte de las confusiones actuales es que se dice que aquel que no ha hablado en lenguas no ha recibido el Espíritu Santo, quizás basados en el hecho de que en los primeros creyentes muchos de ellos al nomás convertirse hablaron en lenguas. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es recibido en el momento que aceptamos a Cristo como Salvador y no menciona que necesariamente debamos pasar por algún tipo de manifestación. Dice en Efesios 1:13:
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
Como podemos ver, el Espíritu se recibe cuando creemos, hablemos o no en lenguas. Existen varios ejemplos de creyentes en la Biblia de los cuales no se menciona que hablaran en lenguas. Además, los dones, como hemos estado viendo, son otorgados por el Espíritu Santo de acuerdo a su perfecta voluntad, no pueden ser aprendidos ni los obtendremos necesariamente por pedirlos; así que si el Espiritu Santo solamente ha sido recibido por aquellos que hablan en lenguas, ¿qué deben hacer el resto para obtenerlo?,… esto es totalmente una incongruencia con la Palabra de Dios.
Por último, Pablo dijo en 1 Corintios 14 que estas manifestaciones debían hacerse “decentenmente y en orden”, lo que vemos hoy en día no es decente ni mucho menos en orden…
He aquí un excelente estudio acerca del don de lenguas: http://www.vidaeterna.org/esp/estudios/don_lenguas.htm
El propósito de este post es conocer la verdad acerca de los dones espirituales tal como la Biblia nos lo enseña, de modo que podamos aplicarlos para el beneficio de la iglesia y la gloria de Dios.