jueves, 11 de noviembre de 2010

¿Descarriado = Perdido?

¿Ha escuchado usted decir que si un creyente se ha apartado del camino y ha esta cayendo en pecado debe reconciliarse con el Señor de lo contrario su salvación peligra? ¿Ha quedado usted preocupado por algún ser querido creyente que ha fallecido y no se encontraba “caminando” con el Señor? O ¿tiene temor de que al morir no pueda entrar al cielo porque anda medio descarriado?

Se tiene la idea que una vez que una persona ha aceptado a Cristo como su Salvador, si no se mantiene caminando fielmente puede perder su salvación si muriera en pecado o si el Señor viniera en ese momento. Esta idea es totalmente contradictoria al concepto mismo de la salvación por fe, la Biblia no la apoya y más bien nos da suficiente información para refutarla.

Dice en Efesios 1:13-14:

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Dos cosas importantes a resaltar aquí: primero, nuestra salvación fue obtenida por fe, no por obras; ¿cómo pues podemos pensar que algo que no hemos adquiridos por ser buenos podemos perderlo por no mantenernos “buenos”? no tiene lógica, ni base. Segundo, dice que el Espiritu es nuestra garantía de que recibiremos nuestra herencia; usted puede estar totalmente seguro, que si ha aceptado a Cristo como su Salvador, pasará una eternidad con El y nada podrá arrebatarle de su mano.

Cuando creemos que un “descarriado” puede perder su salvación no hemos comprendido la gandeza de la salvación, ni la misericordia de Dios. La salvación es un acto completo y total, no depende en nada de lo que hagamos o dejemos de hacer, sino de su gracia, su amor y su entrega. El sacrificio de Cristo nos ha limpiado de todo pecado, y el Señor nunca más se acordará de ellos. Hebreos 10:17-18 dice:

…Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Porque donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

El Salmos 103 dice que su misericordia es tan grande que cuán lejos está el oriente del occidente, El alejó de nosotros nuestras rebeliones. Dios no es un dios que está pendiente de cada errorcito que cometemos para quitarnos nuestra salvación, además si así fuera ¿qué pecados podrían hacernos perder ésta? ¿cuán frecuente debe ser? ¿debo entonces confesar cada pecado que cometi y arrepentirme de él sino estoy en peligro? ¿y si se me olvida alguno? ¿y si muero camino a la iglesia y no tuve tiempo? No sería ese un Dios misericordioso…

La reconciliación no es un proceso que deba estarse repitiendo cada vez que nos alejamos de El y perdemos la comunión. La reconciliación sucedió una sola vez, eramos enemigos del Señor y el sacrificio de Cristo nos reconcilia con El. Dice en 2 Corintios 5:17-20:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Y Hebreos 10:12-14:

pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Ya fuimos reconciliados con el Señor y una sola ofrenda fue suficiente. Si usted ha estado en pecado apartado del camino, ha perdido su comunión con Dios, no su salvación en El. Su salvación es eterna y no depende de sus obras, no puede perderla. Dios quiere que viva una vida en abundancia, que le sirva, pero no para ser salvo, su salvación fue obtenida por su fe. En el siguiente versículo podemos ver lo que pasaría si alguien no esta velando en el Señor:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
1 Tesalonicenses 5:2-10

Dice que no durmamos, porque no somos de las tinieblas, somos de la luz. Pero si hemos fallado o si estaremos fallando cuando El venga, el último versículo nos da esperanza, alegría y confort: “murió por nosotros para que ya sea que velemos o durmamos, vivamos juntamente con él”. ¡Gloria a Dios por la belleza de su sacrificio y salvación eterna!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Terminará el mundo en 2012?

Se ha popularizado en estos últimos años la idea de que el fin del mundo será en el 2012, y específicamente el 21 de diciembre. Esta idea ha venido agarrando fuerza a tal grado que ya no solamente los fanáticos de estos temas hablan de ella, sino que es común en todo tipo de personas, ya sea por broma, duda o convicción. Es tanta la popularidad del tema, que hasta los canales televisivos de ciencia y cultura hablan de ello constantemente, incluso haciendo series de varios días para cubrirlo; entre ellos: Discovery, National Geographic, History, etc.

¿De dónde surge esta idea?, ¿debe en realidad preocuparnos?, ¿tiene alguna base científica o profética?, ¿dice la Biblia algo al respecto o nos da información para creer o rechazar esta idea?

Por siglos, el hombre ha intentado predecir cuándo será su fin. Se han hecho predicciones una y otra vez, algunas sin mucha popularidad; otras, en cambio, con muchos seguidores y creyentes fieles. Estos son unos pocos ejemplos de algunas de estas predicciones:
  • Año 1000: Hubo gran histeria creyendo que este sería el fin del mundo, por el fin del milenio
  • 1346: La Plaga negra en Europa
  • 1977: Ataque de las abejas asesinas, asociado con Apocalipsis 9:3-12
  • 1998: multiplicado 666 por 3
  • 1999: Predicho por Nostradamus
  • 2000: dividido entre 3 da 666.6666.
  • 2000: El caos de las computadoras, el Y2K
  • 1914, 1918, 1920, 1925, 1941, 1975, 1994: Predicho por los Testigos de Jehová

Como podemos ver, el hombre siempre ha hecho predicciones del fin del mundo y siempre ha fallado. Quizás esta vez, la idea que el mundo termine el 2012 ha adquirido mucha popularidad por el crecimiento de las comunicaciones: la televisión, páginas web, correos electrónicos, etc. Además que los medios hacen converger varias teorías en el mismo año.


La idea del 2012 surge con el calendario maya; los mayas hicieron un calendario que se encuentra dividido en períodos de tiempo llamados B’ak’tunes. Al cumplirse 5125 años el mundo se destruye y regenera y la humanidad vuelve a empezar. Según los mayas, esto ha ocurrido ya varias veces, y la próxima vez será el 21 o 23 de diciembre del año 2012, por lo que el mundo occidental ha interpretado esto como el fin del mundo. Aunque los mayas acertaron increíblemente con fenómenos astrológicos como los eclipses, también predijeron cataclismos que nunca ocurrieron. Sumado a esto, el solsticio de diciembre del 2012 (21 de diciembre) tendrá una particularidad astronómica interesante, y es que al parecer habrá una alineación entre cuerpos celestes, lo que los astrólogos han aprovechado para decir que habrá un cataclismo mundial. Dados estos dos acontecimientos (que no nos aseguran nada en verdad), los medios de comunicación le han sumado las profecías de nostradamus (que jamás dijo nada del 2012 y que han cambiado su año de predicción del fin del mundo varias veces), el Web Bot (algo realmente insólito), un planeta Hercolubus que chocará con la tierra y otras tantas profecías e ideas sin base real para que la tal profecía cobre fuerza, ¿con qué objetivo? No lo se, quizás atraer oyentes, clientes, televidentes, devotos o lo que sea.

Pero ¿qué dice la Biblia al respecto? En Mateo 24:36 dice:

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre

A pesar de este versículo, el hombre insiste una y otra vez en intentar predecir el fin del mundo, a veces hasta con cálculos basados en la Biblia, o sea, que si creemos que pueden haber cálculos ciertos ahí, pero que los versículos que dicen que nadie sabe ni sabrá, esos no los creemos. El colmo es, que incluso los que nos llamamos cristianos dudemos con respecto a estas teorías y abramos la duda a si pudieran ciertas. 1 Tesalonicenses 5:3 dice:

que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

Cuando menos pensemos que puede llegar el fin, éste vendrá. El 2012 ha adquirido mucha popularidad como el fin del mundo, asi que usted puede estar totalmente seguro que ese día no lo será. Además, estudiando el libro de Apocalipsis y Daniel nos damos cuenta que para que el mundo termine, deben suceder algunas cosas que no durarán 2 años que es lo que falta para el 2012.

Como cristianos no nos corresponde intentar adivinar cuándo será el fin del mundo; lo que sí nos corresponde es predicar el evangelio y alcanzar al mayor número para que cuando Dios decida que es tiempo que llegue ese día, muchas personas gocen de una vida eterna con El.

que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 2 Timoteo 4:2

¡A ponernos pilas entonces!

viernes, 30 de julio de 2010

Nadie me dijo (apólogo)

¿Le ha sucedido que algunas personas conocían algo que usted desconocía y nadie le dijo nada al respecto?, déjeme contarle lo que a mí me pasó:

Siempre había creído que Isaac Newton había descubierto que el aire, así como todo lo que está en la Tierra y tiene masa, tiene peso; pero nadie me dijo que hace muchos siglos en un libro llamado Job esto ya había sido escrito (Job 28:25).

Me dijeron que en siglos anteriores creían que la tierra era plana y sostenida por dos grandes elefantes, y que esta teoría fue rechazada cuando Magallanes dio la vuelta a la Tierra; pero nadie me dijo que Job había dicho muchos siglos antes que la Tierra estaba sostenida por nada (Job 26:7) y que Isaías habló del círculo de la Tierra (Isaías 40:22).

Me dijeron que la Biblia era un libro escrito por hombres nada más; pero nadie me dijo que había sido escrito por más de 30 hombres que vivieron en diferentes siglos, que no se contradice ni una vez, y que sus profecías han sido cumplidas a la perfección.

Me dijeron que la Biblia era un libro que había sido traducido muchas veces y que no podía ser confiable ya que debía haber sufrido muchos cambios; pero nadie me dijo que los rollos del mar muerto descubiertos en 1947 comprobaron que las versiones que tenemos hoy en día se apegan al texto original.

Me enseñaron desde pequeño que Dios quería a los niños buenos y a los malos no; pero nadie me dijo que la Biblia decía que todos somos malos (Romanos 3:10-11) y que ninguno era bueno ante los ojos de Dios (Isaías 64:6).

Me dijeron que el cielo era un lugar que solamente podía conseguirse con mucho esfuerzo y con una vida de bondad; pero nadie me dijo que debía ser, no bueno sino perfecto para poder entrar allí (Apocalipsis 21:27). Nadie me dijo que en Efesios 2:8,9 dice que no es por nuestras acciones sino que es un regalo (don) de Dios mediante la fe.

Me dijeron que Jesucristo había muerto por los pecados del mundo; pero nadie me dijo que ese sacrificio limpiaba mis pecados y que con solamente creerlo podía entrar al cielo (Colosenses 2:13-14, Juan 3:16, Romanos 3:28, Juan 6:47).

Me dijeron que nadie podía saber si iba ir al cielo el día que muriera, que era una cosa de esperar y ver; pero nadie me dijo que en 1 Juan 5:13, dice que si podemos saberlo si hemos creído en Jesucristo.

Luego me dijeron que una vez que había creído en El, debía mantenerme haciendo buenas acciones y dejar de hacer cosas malas para poder mantener ese regalo; pero nadie me dijo que Dios decía que mi vida era ETERNA (Juan 6:47), que ya no perdería mi regalo (Juan 5:24) y que nadie me arrebataría de su mano (Juan 10:28).

Como usted puede ver, me dijeron muchas cosas que no eran ciertas y no me dijeron muchas otras que sí eran verdad. Afortunadamente, al igual que usted hoy, yo conocí la verdad; yo he decidido aceptar el regalo de vida eterna que Dios me da y estoy seguro donde iré el día que muera. No me mal entienda, no estoy diciendo que crea en Jesucristo y que no se preocupe de sus acciones; Dios quiere que usted sea bueno, lo que no quiere es que crea que eso le ayudará a obtener la entrada al cielo; las buenas acciones forman parte del plan de Dios para su vida, pero no para su salvación; la única manera de entrar al cielo es a través de Jesús (Juan 14:6). Tome una decisión hoy, mañana podría ser tarde ya.

lunes, 12 de abril de 2010

¡Tengo derecho a reaccionar así!

Ante situaciones difíciles, cansancio o momentos de dolor es normal que reaccionemos de manera incorrecta, ya sea enojándonos, gritando, deprimiéndonos, llorando o sencillamente peleoneros con una actitud defensiva ante un ataque, en algunos casos inexistente, de parte de los demás. La reacción varía de persona a persona, pero independientemente de cuál sea esta, la justificamos por las circunstancias que estamos pasando o que hemos pasado durante el día y demandamos que el resto entienda y hasta apruebe nuestra actitud ya que pensamos que es entendible y tenemos derecho a reaccionar así.

En la mayoría de los casos la gente que nos rodea no tiene la culpa de lo que, según nosotros, ocasiona nuestra mala actitud, ¿te has puesto a pensar en que no es justo que ellos paguen por eso? Y en caso que tuvieran algo de culpa ¿te has puesto a pensar en qué es lo que la Biblia dice? ¿Cómo dice Dios que debiéramos reaccionar? ¿Por qué razones no está bien que yo tenga una mala actitud hacia quien, yo creo, se lo merece?

A lo largo de la Biblia vemos a personas pasando por situaciones realmente complicadas, de las cuales podríamos decir que era justificable en ellos una mala actitud; sin embargo, la actitud que se exalta en estos casos, es la de aquellos hombres que por encima de sus emociones o sentimientos decidieron ser obedientes a Dios y creer que El estaba en control de su situación manteniendo una actitud positiva, amable y de descanso en el Señor. Vemos el caso de José al ser vendido y posteriormente encarcelado injustamente; David al ser perseguido por Saúl aún cuando él había sido elegido rey por Dios; Pablo en la cárcel o persecuciones; Job al perderlo todo; etc. Y quizás el caso más excepcional, el de Jesús quien aún cuando lo iban a crucificar se mantuvo amable y humilde.

Todos pasamos por momentos en que no tenemos ganas de reaccionar bien o en que nos sentimos demasiado cargados por algo, o en que algo nos hace perder la buena actitud; pero ¿crees que eso te da derecho a reaccionar mal? O incluso, ¿crees que los demás están obligados a entenderte y aceptar tu reacción? La Biblia le llama a eso egoísmo. Dice en 1 Corintios 10:24:

Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

Cuando aprendemos a controlar nuestra reacción estamos poniendo primero a Dios y a los demás antes que a nosotros mismos; cuando no lo hacemos, actuamos como si fuéramos el centro del universo y donde todo gira a nuestro alrededor. Y sí, es difícil, pero sí se puede aprender a controlar nuestra reacción. Dice Pablo en Filipenses 4:11:

…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

Debemos aprender a contentarnos y a descansar en el Señor sabiendo que El está bajo control y que cualquier situación por la que pasamos es para nuestro bien y Dios la ha permitido con un propósito. Dice en Filipenses 4:3-5:

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.

Dios nos manda a que nos regocijemos y que seamos amables con los demás, cualquiera que sea nuestra situación y cualquiera que sea ese alguien. El versículo dice “de todos los hombres”, no solo de los que creemos se lo merecen. Si Jesús siempre está dispuesto a perdonarnos y a recibirnos con los brazos abiertos ¿quiénes somos nosotros para otorgarnos el derecho de tener una mala actitud hacia alguien? Dice en Efesios 4:32:

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Además, si te pones a reflexionar, hay más razones para estar de buena actitud que de mala actitud.

Vamos a luchar con nuestras malas actitudes y reacciones siempre y debemos estar conscientes que Dios es paciente con nosotros; pero debemos estar dispuestos a salir de ella lo más pronto posible. Tampoco debemos juzgar a aquellos que caen frecuentemente en esto, así como Dios no lo hace con nosotros.

Reaccionamos mal y tomamos malas actitudes en ciertas situaciones; es una realidad. Es normal y es común, hay que perdonarlo entendiendo que aunque es aceptable no tenemos ningún derecho a hacerlo y debemos buscar cambiar de actitud.

martes, 16 de marzo de 2010

La falsificación de los dones. Parte 2

El don de profecía consiste en hablar en lugar de Dios. Dios inspira a las personas que tienen este don para comunicar o enseñar algo a la congregación y/o a los no creyentes. Las personas con este don suelen ser grandes oradores y sus mensajes se apegan mucho a la palabra de Dios y están llenos de verdad y guía.

No consiste solamente en predecir eventos futuros. Esto puede ser parte del don, pero no es esencialmente eso. Hoy en día muchos se autodenominan profetas y predicen eventos, milagros que sucederán, prometen cosas a los miembros de la congregación (principalmente relacionadas con sus diezmos y ofrendas) e incluso se atreven a predecir catástrofes naturales; y cuando estas no suceden se escudan en que los involucrados oraron e hicieron cambiar de opinión a Dios o que no recibieron las bendiciones prometidas porque no lo hicieron con suficiente fe.

Dice en Deuteronomio 18:20:

El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.

¿Estarían estos profetas de hoy en día dispuestos a probar la veracidad de su título aún cuando esto significara su muerte? Estos profetas de hoy, “profetizan” solamente pensando en enriquecerse y aprovecharse de la necesidad de la gente. El profeta, según 1 Corintios 14:3, habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación; y no es eso precisamente lo que vemos en los profetas de hoy.

Si quiere conocer realmente si un profeta es o no es de Dios, deberá cumplir con varios requisitos: sus profecías siempre, SIEMPRE deberán cumplirse, debe hablar basado en la palabra de Dios, su intención debe ser edificar, exhortar y consolar; y sus profecías o mensaje deben ser claros, específicos y no ambigüos. Yo, en lo personal, no conozco ningún profeta hoy en día.

El don de discernimiento de espíritus se refiere a la capacidad de determinar si algo proviene de Dios o de otro poder espiritual. Tenemos que entender que vivimos en una batalla espiritual, no carnal; y hay potestades interesadas en que no se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas. Las personas con este don, pueden detectar fácilmente cuando una enseñanza, mensaje o actitud no está siendo influenciado o motivado por el Espirítu Santo; sino que tiene un origen pecaminoso o influenciado por Satanás en busca de algo ajeno a la voluntad de Dios. Lastimosamente las iglesias pentecóstales exageran demasiado este don, y ven demonios por todos lados: en las malas actitudes, enfermedades, programas de televisión y a veces hasta en los churros de los niños. Sí hay una guerra espiritual, sí existen los demonios; pero no todo es por causa de ellos y debemos aprender a no ser tan extremistas; porque de lo contrario, en vez de acercar al no creyente, lo espantaremos.

Y por último, quisiera referirme al don más conflictivo de la actualidad: el don de lenguas. Se dicen tantas cosas de este don hoy en día, la mayoría de ellas (por no decir todas) muy alejadas de la verdad que la Biblia enseña. Primero, la manifestación misma del don ha sido distorsionada de tal forma que en vez de ser un don que alcance personas para Cristo, más bien infunde rechazo, burla y mayormente temor. Los pentecóstales afirman que este don consiste en hablar lenguas angélicales, desconocidas en este mundo y que solamente el Espiritu puede interpretar (aquí entra, según ellos el don de interpretación de lenguas); es una forma en que nuestro Espirítu se comunica con el Padre para así evitar que nuestras oraciones sean estorbadas por fuerzas malignas. Suena muy interesante todo, lástima por ellos que la Biblia enseña algo muy distinto.

En primer lugar, en ningún pasaje en la Biblia se dice que podamos hablar algún tipo de lenguaje angelical, el único verso que menciona algo similar está en 1 Corintios 13:1 donde dice

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

En este versículo Pablo dice “si yo hablase”, es un supuesto, no algo real; y podemos confirmarlo por lo que dice en el versículo 2:

Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

Dice que si entiendese todos los misterios y toda ciencia, es un supuesto, ¡solo Dios puede hacer eso! Además de este versículo, no existe otro en la Biblia donde se haga referencia a lenguas angelicales. Lo que si vemos en la Biblia es como era el don de lenguas, en el capitulo 2 del libro de los Hechos vemos que Pedro se para frente a una multitud a predicarles el evangelio y cada uno de los oyentes escucha el evangelio en su propio idioma natal, este es el verdadero don de lenguas. El don de lenguas consiste en la capacidad de poder hablar una lengua extranjera que no conocemos, por medio del Espíritu Santo, para beneficio de los oyentes. En 1 Corintios 12:10 dice “diversos géneros de lenguas”, se refiere a una variedad de lenguas y no solamente a una, o mejor dicho, a unas cuantas palabras que es lo que los pentecostales hacen hoy.

Como el evangelio debía ser propagado por toda Europa y Asia, este don se volvió necesario y sumamente útil para lograr esta tarea; hoy en día, aunque pudiera aparecer, no es tan necesario como antes.

Un punto importante a aclarar es que parte de las confusiones actuales es que se dice que aquel que no ha hablado en lenguas no ha recibido el Espíritu Santo, quizás basados en el hecho de que en los primeros creyentes muchos de ellos al nomás convertirse hablaron en lenguas. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es recibido en el momento que aceptamos a Cristo como Salvador y no menciona que necesariamente debamos pasar por algún tipo de manifestación. Dice en Efesios 1:13:

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.

Como podemos ver, el Espíritu se recibe cuando creemos, hablemos o no en lenguas. Existen varios ejemplos de creyentes en la Biblia de los cuales no se menciona que hablaran en lenguas. Además, los dones, como hemos estado viendo, son otorgados por el Espíritu Santo de acuerdo a su perfecta voluntad, no pueden ser aprendidos ni los obtendremos necesariamente por pedirlos; así que si el Espiritu Santo solamente ha sido recibido por aquellos que hablan en lenguas, ¿qué deben hacer el resto para obtenerlo?,… esto es totalmente una incongruencia con la Palabra de Dios.

Por último, Pablo dijo en 1 Corintios 14 que estas manifestaciones debían hacerse “decentenmente y en orden”, lo que vemos hoy en día no es decente ni mucho menos en orden…

He aquí un excelente estudio acerca del don de lenguas: http://www.vidaeterna.org/esp/estudios/don_lenguas.htm

El propósito de este post es conocer la verdad acerca de los dones espirituales tal como la Biblia nos lo enseña, de modo que podamos aplicarlos para el beneficio de la iglesia y la gloria de Dios.

martes, 16 de febrero de 2010

La falsificación de los dones. Parte 1

En el post anterior mencionaba acerca de la ignorancia que existe en la actualidad acerca de los dones espirituales; por lo cual, vemos estos dones distorsionados y no de acuerdo a lo que la Biblia enseña. Además, Satanás es un falsificador por naturaleza, falsifica todo lo que Dios hace, tal como la Trinidad, la música, el culto, etc.; pues los dones no son la excepción, y también los falsifica. Miremos a la luz de la Biblia, en que consisten algunos de estos dones espirituales, así como algunas de las falsificaciones que Satanás utiliza.

Dice en 1 Corintios 12:7-10:

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

En este pasaje, se mencionan varios dones espirituales. Miremos primero el don de ciencia o conocimiento. Este don es la habilidad que tiene una persona de conocer o saber ciertas cosas que no hubiera podido hacerlo sino fuera por revelación de Dios. No se refiere a tener mucho conocimiento sobre algo o la habilidad de estudiar y aprender cosas rapidamente o el gusto por estas. Un ejemplo de este don lo vemos en el libro de Hechos en el capítulo 5 cuando Pedro supo por medio del Espíritu Santo que Ananías y Safira le estaban mintiendo. Este don es falsificado por Satanás en lo que conocemos como clarividencia; los clarividentes son comunes hoy en día, incluso se han infiltrado en las iglesias. Dentro de las iglesias pentecostales es común encontrar personas que se paran frente a la congregación y aseguran conocer divinamente las situaciones que están pasando los miembros o algunos de ellos. Generalmente hablan vagamente para que alguno de los miembros relacione su situación con lo que él está diciendo, y así pueda ser engañado y creer que Dios está utilizando a esta persona. No estoy diciendo que no existe la posibilidad que Dios revele conocimiento a algunas personas, claro que es posible, pero hay que tener mucho cuidado con este don y asegurarse que quien asegura tenerlo, lo utiliza con humildad, con un propósito divino, para la gloria de Dios y sin saber exactamente cómo funciona; es decir, que depende de Dios. Además, el conocimiento no debe ser vago, como lo vemos en las iglesias que aparenta más ser como un horóscopo que como algo revelado por Dios.

Aun y cuando algunas personas pudieran en realidad conocer cosas sobrenaturalmente, es importante recordar que no todo lo espiritual es de Dios. En el capítulo 16 de Hechos vemos un ejemplo de una muchacha que tenía la capacidad de conocer algunas cosas sobrenaturalmente, la Biblia nos indica que está capacidad provenía de un espíritu, y un espíritu maligno según se entiende en el griego original; además, Pablo le saca el espíritu, por lo que obviamente no era un buen espíritu. Esto nos enseña que Satanás también puede dar al hombre la capacidad de conocer algunas cosas, por lo que hay que tener mucho cuidado en determinar este don.

Un poco más adelante se menciona el don de sanidades. El don de sanidades que vemos en la Biblia no era un show para llamar la atención o recaudar dinero, vemos en varios pasajes a los apóstoles sanar personas, pero siempre humildemente y dándole la gloria a Dios. Además vemos que ellos no podían sanar siempre que se lo dispusieran, como el caso de Timoteo que padecía de una enfermedad en el estómago. Casi siempre, esta sanación estaba relacionada con la propagación del evangelio; es decir, tenía como propósito alcanzar a otros para Cristo. Hoy en día, lo que vemos es un show grotesco y ofensivo, donde la gloria se la lleva el sanador y toma de payasos a los enfermos haciéndolos caer una y otra vez para levantar las multitudes y mostrar su poder. Dios puede sanar, sana a través de los doctores y también podría utilizar a otras personas para hacerlo, pero no de la forma que lo vemos en las campañas de sanidad, donde los sanadores sanan a su antojo, cuando ellos disponen y donde en la mayoría de los casos, se aprovechan del fanatismo y la euforia de la gente, y no existe una sanidad verdadera.

Si alguien tiene el don de sanidad que vaya a los hospitales y a los centros de niños enfermos y los sane en verdad, llevándoles en primer lugar el evangelio para que puedan ser sanados de lo más importante: sus almas; sin pedir dinero a cambio, sino que sirviéndo a otros con el don que dicen tener y que Dios lo da para el beneficio de los demás y no el propio.

El don de hacer milagros es la capacidad de hacer cosas sobrenaturales debido al poder de Dios. Al igual que el don de sanidad, es un don que se dió mucho en el tiempo del nuevo testamento y su función principal era la de dar a conocer el evangelio en los primeros días de la iglesia. A la gente le llama mucho la atención las cuestiones raras y sobrenaturales, pero quizás el milagro más grande que podemos ver es el de una vida transformada por el poder del evangelio, por alguien que ha aceptado a Jesucristo como su único Salvador y que ha decidido entregarle su vida. Debemos desear más este milagro, que cualquier otra manifestación sobrenatural; pero Satanás nos hace perder la perspectiva, y creer que estas cosas son las que debemos buscar.

viernes, 29 de enero de 2010

La distorsión de los dones

Vivimos en una época donde ser evangélico o cristiano está relacionado con las manifestaciones del Espíritu, las cruzadas de sanidad, maratones, profecías, etc. Son famosos predicadores que se llaman a sí mismos profetas, apóstoles o que sencillamente realizan una serie de milagros en cruzadas especialmente preparadas para esto y que llenan estadios con personas sedientas de contemplar el poder de Dios.

Nos encontramos rodeados de iglesias en las que las "manifestaciones" del Espíritu son el ingrediente principal de las reuniones eclesiásticas; gente saltando, hablando en lenguas extrañas, sanando enfermos; y en algunos casos extremos, vomitando, gimiendo y haciendo otra serie de manifestaciones poco comunes y hasta desagradables. Este tipo de iglesias forman hoy en día la mayoría de las iglesias evangélicas en la región, tanto así, que para algunos no creyentes, “evangélico” es sinonimo de todo esto.

Pero ¿representa todo este “movimiento”, llamado pentecostalismo, el verdadero avivamiento de la iglesia? ¿Son estas manifestaciones correctas y basadas en lo que la Biblia nos enseña?

La iglesia de Corinto en la época de Pablo, era una iglesia que gustaba mucho de los dones espirituales y las manifestaciones de éstos, en ella había habla en lenguas, interpretación, profecía, etc. Pablo les escribe en la 1ra carta a los corintios y los trata como una iglesia carnal e inmadura, no como una iglesia espiritual; les llama la atención con respecto a la distorsión en el uso de dones y les explica algunas cuestiones sobre este asunto. Analicemos a la luz de la 1ra carta a los Corintios, qué son los dones espirituales y su papel en la iglesia:

En 1 Corintios 12:7 la palabra en griego que se traduce como "dones" es la palabra "carismata", de donde viene el vocablo carismático. "Caris" es una palabra griega que significa “gracia” y carismata signfica “dones de gracia”. Los dones del Espíritu, son dones otorgados por gracia, no se ganan ni se aprenden, son otorgados por el Espíritu por Su voluntad y sin que nosotros lo merezcamos. Hoy en día, en algunas iglesias se enseña a hablar en lenguas o a profetizar, lo cual es contrario a la Biblia.

Los dones son dados al creyente para el bien común, para el beneficio de los demás y no el propio como podemos verlo en 1 Corintios 12:7 y en toda la enseñanza a través del libro de Corintios que nos habla acerca de que todos somos un cuerpo. Hemos recibido los dones por gracia y para ponerlos al servicio de los demás, pero lo que vemos en algunas iglesias es que son utilizados para la propia gloria, llenándonos de orgullo por tener cierto don y utlizándolo a nuestro antojo y no según la voluntad del Espíritu Santo. No vemos en la Biblia que Pablo o cualquier otro apóstol llamara a cruzadas de sanidad, porque la sanidad, así como la profecía no eran utilizadas como payasadas o shows públicos para que la gente viera su don, y vanagloriarse, sino que eran utilizados para la gloria de Dios, la expansión del evangelio y el bien común; y cuando el Señor así lo dispusiera, no los creyentes. Si estos “sanadores” de hoy en día tienen el don de sanidad, ¿por qué no van a los hospitales o a los asilos?, ¿Por qué no van a los vecindarios pobres a sanar a aquellos que lo necesitan? ¿Por qué debe hacerse a la luz pública cuando en la Biblia dice “no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”? Si Pablo podía sanar cuando él quisiera, ¿por qué entonces no sanó a Timoteo, su discípulo amado, sino que le recomienda tomar vino para sus enfermedades frecuentes de estómago (1 Tim 5:23)?

Es cuestión de detenerse un rato a escuchar lo que estas personas dicen en sus prédicas y lo que se ve en este tipo de iglesias; se escucha muy poco acerca del evangelio, de la salvación por Fe, del perdón de pecados, del amor al prójimo; al contrario, la fascinación de sus miembros son los milagros, hablar en lenguas, profetizar eventos futuros, adivinación, actuar raro, y todo tipo de cosas similares a las que se se daban en Corinto. Se da gloria e importancia al Espíritu Santo por encima de Jesucristo, ignorándole a éste en algunos casos; ¿acaso no dice la Biblia que el papel del Espiritu Santo es glorificar al Hijo (Juan 16:13-15)? Dice la Biblia en Colosenses 1:18 que Jesucristo es la cabeza de la iglesia y que en todo tendrá la preeminencia.

Pero quizás la razón más fuerte en la Biblia que nos ilumina y nos hace ver cuán distorsionados están hoy los dones espirituales y cuánta ignorancia existe al respecto; la encontramos en 1 Corintios 13-14. Pablo nos enseña que más importante que los dones es el amor; una iglesia llena del Espíritu, estará llena de amor, no necesariamente de manifestaciones. Y en el capítulo 14 Pablo enseña cómo deben ser estos dones, da una larga y clara explicación. Quisiera enfatizar solamente el versículo 32 y 40: “Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas”, “pero hágase todo decentemente y con orden”. Dios es un Dios de orden, lo que vemos hoy en día no es orden, no está ni siquiera cerca de serlo; vemos desorden, relajo, gritos y descontrol. Dice el versículo 32 que el espíritu de los profestas está sujeto a ellos, pero hoy en día pareciera que entre más descontrol mayor espiritualidad; la Biblia nos muestra todo lo contrario, que tenemos un Espiritu de amor, de verdad y de dominio propio. Como dijo el Dr. Adrian Rogers en una enseñanza sobre dones: “a algunos los vemos como pegados al suelo, otros indecentemente expuestos, algunos riéndose maniáticamente y fuera de control, unos rugiendo como leones y otros ladrando como perros”.

El avivamiento de la iglesia no se mide por los dones del Espiritu, sino por los frutos del Espiritu. Jesús dijo “por sus frutos los conoceréis”, no por sus dones. Si queremos ser una iglesia guiada por el Espiritu, busquemos dar fruto en abundancia, llenarnos de amor y gracia y vivir de acuerdo a Su voluntad. En otro artículo hablaremos sobre cada uno de los dones, y las falsificaciones de éstos.