viernes, 29 de enero de 2010

La distorsión de los dones

Vivimos en una época donde ser evangélico o cristiano está relacionado con las manifestaciones del Espíritu, las cruzadas de sanidad, maratones, profecías, etc. Son famosos predicadores que se llaman a sí mismos profetas, apóstoles o que sencillamente realizan una serie de milagros en cruzadas especialmente preparadas para esto y que llenan estadios con personas sedientas de contemplar el poder de Dios.

Nos encontramos rodeados de iglesias en las que las "manifestaciones" del Espíritu son el ingrediente principal de las reuniones eclesiásticas; gente saltando, hablando en lenguas extrañas, sanando enfermos; y en algunos casos extremos, vomitando, gimiendo y haciendo otra serie de manifestaciones poco comunes y hasta desagradables. Este tipo de iglesias forman hoy en día la mayoría de las iglesias evangélicas en la región, tanto así, que para algunos no creyentes, “evangélico” es sinonimo de todo esto.

Pero ¿representa todo este “movimiento”, llamado pentecostalismo, el verdadero avivamiento de la iglesia? ¿Son estas manifestaciones correctas y basadas en lo que la Biblia nos enseña?

La iglesia de Corinto en la época de Pablo, era una iglesia que gustaba mucho de los dones espirituales y las manifestaciones de éstos, en ella había habla en lenguas, interpretación, profecía, etc. Pablo les escribe en la 1ra carta a los corintios y los trata como una iglesia carnal e inmadura, no como una iglesia espiritual; les llama la atención con respecto a la distorsión en el uso de dones y les explica algunas cuestiones sobre este asunto. Analicemos a la luz de la 1ra carta a los Corintios, qué son los dones espirituales y su papel en la iglesia:

En 1 Corintios 12:7 la palabra en griego que se traduce como "dones" es la palabra "carismata", de donde viene el vocablo carismático. "Caris" es una palabra griega que significa “gracia” y carismata signfica “dones de gracia”. Los dones del Espíritu, son dones otorgados por gracia, no se ganan ni se aprenden, son otorgados por el Espíritu por Su voluntad y sin que nosotros lo merezcamos. Hoy en día, en algunas iglesias se enseña a hablar en lenguas o a profetizar, lo cual es contrario a la Biblia.

Los dones son dados al creyente para el bien común, para el beneficio de los demás y no el propio como podemos verlo en 1 Corintios 12:7 y en toda la enseñanza a través del libro de Corintios que nos habla acerca de que todos somos un cuerpo. Hemos recibido los dones por gracia y para ponerlos al servicio de los demás, pero lo que vemos en algunas iglesias es que son utilizados para la propia gloria, llenándonos de orgullo por tener cierto don y utlizándolo a nuestro antojo y no según la voluntad del Espíritu Santo. No vemos en la Biblia que Pablo o cualquier otro apóstol llamara a cruzadas de sanidad, porque la sanidad, así como la profecía no eran utilizadas como payasadas o shows públicos para que la gente viera su don, y vanagloriarse, sino que eran utilizados para la gloria de Dios, la expansión del evangelio y el bien común; y cuando el Señor así lo dispusiera, no los creyentes. Si estos “sanadores” de hoy en día tienen el don de sanidad, ¿por qué no van a los hospitales o a los asilos?, ¿Por qué no van a los vecindarios pobres a sanar a aquellos que lo necesitan? ¿Por qué debe hacerse a la luz pública cuando en la Biblia dice “no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”? Si Pablo podía sanar cuando él quisiera, ¿por qué entonces no sanó a Timoteo, su discípulo amado, sino que le recomienda tomar vino para sus enfermedades frecuentes de estómago (1 Tim 5:23)?

Es cuestión de detenerse un rato a escuchar lo que estas personas dicen en sus prédicas y lo que se ve en este tipo de iglesias; se escucha muy poco acerca del evangelio, de la salvación por Fe, del perdón de pecados, del amor al prójimo; al contrario, la fascinación de sus miembros son los milagros, hablar en lenguas, profetizar eventos futuros, adivinación, actuar raro, y todo tipo de cosas similares a las que se se daban en Corinto. Se da gloria e importancia al Espíritu Santo por encima de Jesucristo, ignorándole a éste en algunos casos; ¿acaso no dice la Biblia que el papel del Espiritu Santo es glorificar al Hijo (Juan 16:13-15)? Dice la Biblia en Colosenses 1:18 que Jesucristo es la cabeza de la iglesia y que en todo tendrá la preeminencia.

Pero quizás la razón más fuerte en la Biblia que nos ilumina y nos hace ver cuán distorsionados están hoy los dones espirituales y cuánta ignorancia existe al respecto; la encontramos en 1 Corintios 13-14. Pablo nos enseña que más importante que los dones es el amor; una iglesia llena del Espíritu, estará llena de amor, no necesariamente de manifestaciones. Y en el capítulo 14 Pablo enseña cómo deben ser estos dones, da una larga y clara explicación. Quisiera enfatizar solamente el versículo 32 y 40: “Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas”, “pero hágase todo decentemente y con orden”. Dios es un Dios de orden, lo que vemos hoy en día no es orden, no está ni siquiera cerca de serlo; vemos desorden, relajo, gritos y descontrol. Dice el versículo 32 que el espíritu de los profestas está sujeto a ellos, pero hoy en día pareciera que entre más descontrol mayor espiritualidad; la Biblia nos muestra todo lo contrario, que tenemos un Espiritu de amor, de verdad y de dominio propio. Como dijo el Dr. Adrian Rogers en una enseñanza sobre dones: “a algunos los vemos como pegados al suelo, otros indecentemente expuestos, algunos riéndose maniáticamente y fuera de control, unos rugiendo como leones y otros ladrando como perros”.

El avivamiento de la iglesia no se mide por los dones del Espiritu, sino por los frutos del Espiritu. Jesús dijo “por sus frutos los conoceréis”, no por sus dones. Si queremos ser una iglesia guiada por el Espiritu, busquemos dar fruto en abundancia, llenarnos de amor y gracia y vivir de acuerdo a Su voluntad. En otro artículo hablaremos sobre cada uno de los dones, y las falsificaciones de éstos.