viernes, 22 de julio de 2011

La paja en el ojo ajeno

¿Hay ciertas cosas que usted considera que nunca haría o que no acostumbra hacer y no entiende por qué otra gente sí las hace? ¿o incluso no solamente no lo entiende, sino que también no tolera que ciertas personas sí caigan en eso y hasta puede llegar a despreciar, rechazar o catalogarlas de mala manera? ¿o quizás no entiende cómo alguien no puede hacer o entender las cosas como usted lo hace?

Cuando somos fuertes en algún área específica, menospreciamos a aquellos que son débiles en ella. Maximizamos la gravedad de aquellas cosas en las que nosotros casi no caemos y la minimizamos en las que sí. El de prudentes labios critica a aquel que habla de más o cae paja
en chismes; el de una alta pureza moral percibe la fornicación como el pecado imperdonable y clasifica en cierta categoría a los que luchan con esa área; el que es práctico y de fácil razonamiento cuestiona al que le cuesta más; el que fácilmente ama al prójimo critica a aquellos que tienen malas actitudes o sentimientos negativos hacia otros en su corazón; el que es puntual critica al que siempre llega tarde y el que es muy leal no perdona al que frecuentemente ofende a los demás.

Jesucristo nos mandó a aborrecer el pecado, pero a amar al pecador. No debemos permitir o tolerar el pecado, pero sí al pecador; no podemos odiar, mal clasificar o rechazar a los demás por sus áreas débiles, sino más bien amonestarlos, soportarlos y apoyarlos como nos dice Pablo:

También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. 1 Tesalonicenses 5:14

¿A quién no toleras por lo que hace o deja de hacer?¿Hay algún pecado que te parece imperdonable o que hace a una persona indigna de tu amor o comprensión? ¿Y qué hay de tus pecados y áreas débiles?¿Te parece que esos sí son “justificables” y no tan graves como los del resto? Jesucristo dijo:

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? Lucas 6:41

Si hemos estado criticando o teniendo una mala actitud hacia alguna persona por un área débil que tiene, detengámonos y hagamos lo que es correcto: si no es cristiano, háblale de Cristo; y si lo es, amonéstale en el amor del Señor con la sana intención de edificar su vida; pero sobre todo, dejemos de enfocarnos en los errores de los demás y concentrémonos en mejorar nuestras áreas débiles e intentar ser mejores cristianos cada día.

martes, 12 de abril de 2011

El pastorado femenino

Es común encontrar hoy en día en las iglesias, mujeres tomando posiciones de liderazgo que tradicionalmente habían correspondido a los hombres. Al igual que en la sociedad secular, la revolución femenina ha llevado a la mujer a posiciones y funciones que no desempeñaba regularmente en el pasado.

En el caso de las iglesias, la mujer siempre ha ocupado puestos de liderazgo en labores de servicio, compasión, ayuda, etc., pero rara vez en funciones de enseñanza, consejo y autoridad sobre grupos que incluyeran hombres. Existe en la actualidad, una fuerte aceptación a ver cada vez más y más mujeres desempeñándose como las “pastoras” y líderes de la iglesia, pero ¿qué menciona la Biblia al respecto? ¿es incorrecto este cambio o es que debido al machismo del pasado la iglesia también cometía el error de no aceptar mujeres en este tipo de posiciones?

Podemos argumentar mucho acerca de las diferencias que existen entre un hombre y una mujer, las orientaciones, tendencias, puntos de vista, actitudes, en fin, debilidades y fortalezas que cada sexo tiene y seguramente llegaríamos a la conclusión que la mujer es una persona más sentimental, más emocional, más dada a las personas, llamada a servir en áreas que el hombre no podría desarrollar con tanta excelencia como ellas. El hombre, en cambio, tiende a ser más práctico e intelectual (no necesariamente más inteligente) haciendo a un lado las emociones en el momento que así se requiera, por lo que su llamado es a liderar. Algunas personas podrían argumentar que el hecho que la mujer sea más emocional la haría una mejor líder por su parte humana, olvidando quizás que al momento de liderar es importante la parte humana pero también es necesario ser objetivo y no emocional. Esta diferencia en las personalidades del hombre y la mujer podemos verla demostrada en el hecho de que el movimiento que apoya más fuertemente el pastorado femenino es el movimiento religioso más emocional que existe: el pentecostalismo.

Pero estos argumentos, quedarían sin valor si en la Palabra de Dios se reflejará otra cosa e indicará que la mujer sí puede ser líder, o incluso si obviara el tema, y es por eso que nos enfocaremos principalmente en conocer cuál es la voluntad de Dios en este aspecto, qué es lo que Su palabra dice.

Dios es el mismo ayer, hoy y siempre; y desde el inicio de la creación del hombre, Dios estableció la relación entre el hombre y la mujer. Leamos el siguiente pasaje:

Luego Dios el Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda idónea.” Gen 2:18

En el relato del génesis se puede apreciar que el plan de Dios fue crear a la mujer como una ayuda idónea para el hombre. La mujer es la perfecta complementariedad al carácter, al físico y a la forma de ser masculina; fue creada para apoyarle y complementarlo, no para que realizara las mismas funciones que él. Dios no la hizo inferior ni superior al hombre, sencillamente diferente y como un apoyo a él.

Cuando la humanidad cayó en pecado, Dios dijo las siguientes palabras al hombre y a la mujer:

A la mujer le dijo: “Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará.”
Al hombre le dijo: “Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡Maldita será la tierra por tu culpa! con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.” Gen 3: 16 – 19

Dios le dice a la mujer que el hombre se enseñoreará de ella; y al hombre le dice que con el sudor de su frente se ganará la vida, ¿podemos entonces decir que si la mujer se va a enseñorear del hombre entonces no trabajemos y dediquémonos a otra cosa para obtener ingresos o que lo hagan ellas?, Pablo lo dejo bien claro: “el que no trabaja que no coma”; pero esto fue consecuencia del pecado del hombre y Dios dispuso las cosas de esta forma.

Dios dispuso este orden y las mismas razones que se ven en el Génesis, Pablo las muestra en su carta a Timoteo:

No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse ecuánime. Porque primero fue formado Adán, y Eva después. Además, no fue Adán el engañado, sino la mujer; y ella, una vez engañada, incurrió en pecado. 1 Tim 2: 11 -14

Pablo lo explica de una forma más clara aún: la mujer no puede liderar sobre el hombre porque el hombre fue creado primero y añade que además la engañada fue la mujer. Dios lo dispuso así; ¿puede decir hoy en día una mujer que siente el llamado de Dios para predicar y liderar una iglesia, que los tiempos han cambiado y que el Espíritu Santo la está guiando a hacerlo? ¡No! eso sería una actitud en completa desobediencia al orden divino establecido por Dios; un orden que tiene una aplicación universal para la humanidad, tanto dentro de la familia como dentro de la iglesia. O acaso, ¿puede una mujer ser líder en la iglesia y en la casa no? Entonces ¿Quién llevaría la responsabilidad del crecimiento espiritual en el hogar? ¿el esposo o la líder?, dice la Biblia:

Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo…De hecho, el hombre no precede de la mujer sino la mujer del hombre. 1 Corintios 11: 3,8

El hombre es cabeza de la mujer, o sea el que dirige (no autoritariamente) a la mujer. Por lo tanto, no es permitido que una mujer sea líder de una iglesia ni siquiera la que dirija una reunión de la iglesia. Pueden (es más,  ¡deben!) aconsejar y ministrar a los hermanos pero no dirigirlos. Si puede hacer esto con mujeres o niños como se indica en Tito:

A las ancianas, enséñales que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios. Tito 2:3-5

Algunos podrán argumentar que en la Biblia se nombran mujeres que fueron líderes. Pero ninguna de estas mujeres (Ester, María la profetisa, Hulda, Priscila, Febe, Débora, etc.) fue pastora, líder de hombres o predicadora o mucho menos “apóstol”, como algunas mujeres se hacen llamar hoy en día; algunas de ellas fueron mujeres de grande fe que hicieron grande cosas a favor de su pueblo o en obediencia a Dios; otras de ellas fueron profetisas, pero esto no tiene nada que ver con ser una predicadora ni mucho menos tener autoridad sobre el hombre.

Si Jesucristo quería enfatizar el hecho de que la mujer podía ser líder (sabiendo que esto sería una polémica y que nuestro mundo es machista), ¿por qué entonces de 12 discípulos que escogió no escogió ninguna mujer? ¿Por qué tampoco se ve en toda la historia del nuevo testamento una mujer liderando aunque sea una iglesia pequeña?

En conclusión, la mujer ha sido creada con muchas cualidades únicas y con capacidades que el hombre nunca podrá tener; Dios lo ha hecho así con un propósito, no detengamos la obra de Dios invirtiendo mal nuestros dones y trabajando en aquello para lo cual no hemos sido llamados descuidando aquellas necesidades que solo podrán ser cubiertas por las mujeres. Hay tanto potencial en la mujer como para que le estemos buscando una función que debiera estar siendo desarrollada por los hombres. Si las mujeres liderarán iglesias ¿Quién se encargará de las actividades de compasión y misericordia? ¿quién se encargará de los detalles de las reuniones y de las relaciones personales que solamente ellas pueden observar? ¿los hombres?...

¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos! Romanos 11:33.

lunes, 11 de abril de 2011

Cuando soy débil entonces soy fuerte

"Cuando soy débil, entonces soy fuerte". ¿Se ha puesto a meditar en esta afirmación del Apóstol Pablo en la 2da carta a los corintios? ¿Qué quería decir Pablo en este pasaje?

Vemos a Pablo sufriendo por una situación específica y clama a Dios porque le ayude a superarlo, que lo quite de él, y la respuesta de Dios a él es "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad".

Todos tenemos áreas débiles, cosas que nos atormentan, frustran o situaciones complicadas donde intentamos en nuestras propias fuerzas salir adelante. Pero es el deseo del Señor que dejemos de intentarlo en nuestras fuerzas, que no nos creamos lo suficientemente fuertes para poder salir adelante, sino que dependamos completamente de Él, que entendamos que sin Él nada podemos hacer (Juan 15:5), pero que todo lo podemos EN ÉL que nos fortalece (Filipenses 4:13).

Cuando somos débiles, es cuando nos damos cuenta que necesitamos de Él, que solo en sus fuerzas podemos hacer grandes cosas y es entonces cuando le permitimos intervenir y hacerlas por nosotros, no porque lo merezcamos o porque tengamos la capacidad, sino por su gracia.

Cuando logramos entender eso, y dejamos al Señor trabajar y utilizar nuestra vida, dependiendo de su gracia y no de nuestras "capacidades", entonces podemos decir "cuando soy débil, entonces soy fuerte".