¿Ha escuchado usted decir que si un creyente se ha apartado del camino y ha esta cayendo en pecado debe reconciliarse con el Señor de lo contrario su salvación peligra? ¿Ha quedado usted preocupado por algún ser querido creyente que ha fallecido y no se encontraba “caminando” con el Señor? O ¿tiene temor de que al morir no pueda entrar al cielo porque anda medio descarriado?
Se tiene la idea que una vez que una persona ha aceptado a Cristo como su Salvador, si no se mantiene caminando fielmente puede perder su salvación si muriera en pecado o si el Señor viniera en ese momento. Esta idea es totalmente contradictoria al concepto mismo de la salvación por fe, la Biblia no la apoya y más bien nos da suficiente información para refutarla.
Dice en Efesios 1:13-14:
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Dos cosas importantes a resaltar aquí: primero, nuestra salvación fue obtenida por fe, no por obras; ¿cómo pues podemos pensar que algo que no hemos adquiridos por ser buenos podemos perderlo por no mantenernos “buenos”? no tiene lógica, ni base. Segundo, dice que el Espiritu es nuestra garantía de que recibiremos nuestra herencia; usted puede estar totalmente seguro, que si ha aceptado a Cristo como su Salvador, pasará una eternidad con El y nada podrá arrebatarle de su mano.
Se tiene la idea que una vez que una persona ha aceptado a Cristo como su Salvador, si no se mantiene caminando fielmente puede perder su salvación si muriera en pecado o si el Señor viniera en ese momento. Esta idea es totalmente contradictoria al concepto mismo de la salvación por fe, la Biblia no la apoya y más bien nos da suficiente información para refutarla.
Dice en Efesios 1:13-14:
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Dos cosas importantes a resaltar aquí: primero, nuestra salvación fue obtenida por fe, no por obras; ¿cómo pues podemos pensar que algo que no hemos adquiridos por ser buenos podemos perderlo por no mantenernos “buenos”? no tiene lógica, ni base. Segundo, dice que el Espiritu es nuestra garantía de que recibiremos nuestra herencia; usted puede estar totalmente seguro, que si ha aceptado a Cristo como su Salvador, pasará una eternidad con El y nada podrá arrebatarle de su mano.
Cuando creemos que un “descarriado” puede perder su salvación no hemos comprendido la gandeza de la salvación, ni la misericordia de Dios. La salvación es un acto completo y total, no depende en nada de lo que hagamos o dejemos de hacer, sino de su gracia, su amor y su entrega. El sacrificio de Cristo nos ha limpiado de todo pecado, y el Señor nunca más se acordará de ellos. Hebreos 10:17-18 dice:
…Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Porque donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
El Salmos 103 dice que su misericordia es tan grande que cuán lejos está el oriente del occidente, El alejó de nosotros nuestras rebeliones. Dios no es un dios que está pendiente de cada errorcito que cometemos para quitarnos nuestra salvación, además si así fuera ¿qué pecados podrían hacernos perder ésta? ¿cuán frecuente debe ser? ¿debo entonces confesar cada pecado que cometi y arrepentirme de él sino estoy en peligro? ¿y si se me olvida alguno? ¿y si muero camino a la iglesia y no tuve tiempo? No sería ese un Dios misericordioso…
La reconciliación no es un proceso que deba estarse repitiendo cada vez que nos alejamos de El y perdemos la comunión. La reconciliación sucedió una sola vez, eramos enemigos del Señor y el sacrificio de Cristo nos reconcilia con El. Dice en 2 Corintios 5:17-20:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Y Hebreos 10:12-14:
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Ya fuimos reconciliados con el Señor y una sola ofrenda fue suficiente. Si usted ha estado en pecado apartado del camino, ha perdido su comunión con Dios, no su salvación en El. Su salvación es eterna y no depende de sus obras, no puede perderla. Dios quiere que viva una vida en abundancia, que le sirva, pero no para ser salvo, su salvación fue obtenida por su fe. En el siguiente versículo podemos ver lo que pasaría si alguien no esta velando en el Señor:
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
…Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Porque donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
El Salmos 103 dice que su misericordia es tan grande que cuán lejos está el oriente del occidente, El alejó de nosotros nuestras rebeliones. Dios no es un dios que está pendiente de cada errorcito que cometemos para quitarnos nuestra salvación, además si así fuera ¿qué pecados podrían hacernos perder ésta? ¿cuán frecuente debe ser? ¿debo entonces confesar cada pecado que cometi y arrepentirme de él sino estoy en peligro? ¿y si se me olvida alguno? ¿y si muero camino a la iglesia y no tuve tiempo? No sería ese un Dios misericordioso…
La reconciliación no es un proceso que deba estarse repitiendo cada vez que nos alejamos de El y perdemos la comunión. La reconciliación sucedió una sola vez, eramos enemigos del Señor y el sacrificio de Cristo nos reconcilia con El. Dice en 2 Corintios 5:17-20:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Y Hebreos 10:12-14:
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Ya fuimos reconciliados con el Señor y una sola ofrenda fue suficiente. Si usted ha estado en pecado apartado del camino, ha perdido su comunión con Dios, no su salvación en El. Su salvación es eterna y no depende de sus obras, no puede perderla. Dios quiere que viva una vida en abundancia, que le sirva, pero no para ser salvo, su salvación fue obtenida por su fe. En el siguiente versículo podemos ver lo que pasaría si alguien no esta velando en el Señor:
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
1 Tesalonicenses 5:2-10
Dice que no durmamos, porque no somos de las tinieblas, somos de la luz. Pero si hemos fallado o si estaremos fallando cuando El venga, el último versículo nos da esperanza, alegría y confort: “murió por nosotros para que ya sea que velemos o durmamos, vivamos juntamente con él”. ¡Gloria a Dios por la belleza de su sacrificio y salvación eterna!